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Un informe de AEAFA habla de retrasos de más de año y medio en los informes psicosociales para casos de Juzgados de Familia

En tiempo en que la mediación familiar se ha convertido en una herramienta clave para miles de familias en caso de divorcio o separación, resulta llamativo leer informes como el que hoy comentamos: según un análisis publicado por la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), “los equipos psicosociales de los juzgados funcionan de una manera deficiente o muy deficiente y pueden tardar en emitir sus informes más de un año”. Esta circunstancia, asegura la Asociación, resulta ”extremadamente grave”, puesto que los informes de estos profesionales -psicólogos y trabajadores sociales- suelen resultar decisivos a la hora de determinar las medidas personales a establecer en procedimientos contenciosos de Familia.

La principal función de los equipos psicosociales consiste en efectuar un apoyo técnico a la labor de los jueces informándoles sobre las capacidades parentales de los progenitores y, en definitiva, la idoneidad en cada caso del modelo de guarda, el régimen de visitas y la comunicación del menor con sus padres.

El estudio de AEAFA se ha elaborado a partir de una encuesta entre sus asociados dentro del proyecto ‘Observatorio del Derecho de Familia’. Se trata de la segunda oleada de este Observatorio, después de la publicada el pasado año sobre el tiempo de resolución de los divorcios en los juzgados españoles.

Según el informe, la valoración de la abogacía especializada sobre el funcionamiento de los equipos psicosociales es muy negativa. El 45% de los encuestados califica su actividad de deficiente o muy deficiente, un 40% de regular y solo un 15% manifiesta estar satisfecho con su labor. En concreto, el informe de AEAFA señala varios aspectos deficitarios en esa práctica forense:

  • Falta de especialización de los profesionales
  • Ausencia de protocolos técnicos unificados
  • Escasez de medios

Estas tres carencias coinciden con las apuntadas por Defensor del Pueblo de España y sus homólogos autonómicos en sus diferentes recomendaciones efectuadas al respecto.

Retrasos de hasta año y medio por parte de los equipos psicosociales

Pero quizás uno de los puntos que más llama la atención del informe de AEAFA es el referente a los plazos de emisión de los informes por parte de los equipos psicosociales: la encuesta efectuada a través del Observatorio de Derecho de Familia revela que en el 60 % de los casos la demora supera los seis meses, pudiendo tardar un año o más en tres de cada diez peritajes. Solamente el 34 % de las evaluaciones se realizaría dentro de un plazo asumible de seis meses.

«Esta demora es insoportable y provoca extraordinarias y gravísimas consecuencias prácticas. Dada la necesidad y utilidad de las evaluaciones de los equipos psicosociales, nuestro sistema no puede permitirse la consecuente ralentización de los procedimientos, mientras se mantiene en la indeterminación a una familia durante un lapso de tiempo tan grande. Dichos retrasos ahondan en el “sufrimiento de las familias en conflicto”, manifestó la presidenta de AEAFA, María Dolores Lozano, en su última comparecencia ante la Comisión de Derechos de la Familia, la Infancia y la Adolescencia del Senado.

A este respecto, el Defensor del Pueblo Andaluz, en su informe de 2018, ya advirtió de que “muchos procesos judiciales” en materia de familia, además de sus propias demoras endémicas, “han de superar un nuevo reto por los retrasos en la emisión de los informes por los Equipos Psicosociales, con un agravante añadido ya que los procesos judiciales de ruptura de la pareja poseen unos componentes emocionales, psicológicos y sociales que no se suelen dar en otras controversias. La tardanza en resolver el modo de relacionarse con los hijos tras la ruptura de la pareja incide negativamente en las ya complicadas relaciones familiares”. La Presidente de la AEAFA, María Dolores Lozano, en su intervención ante el Senado también incidió en esta grave disfunción de nuestro sistema y de los perjuicios irrogados a la ciudadanía.

Además, la encuesta de AEAFA entre la abogacía especializada también pone de manifiesto que la actuación de estos equipos se desarrolla sin protocolos específicos e instrumentos de evaluación psicométrica apropiados para examinar a los integrantes de una familia. Así lo opina el 51% de los encuestados.

Precisamente, en las recomendaciones que hace el Defensor del Pueblo de España se incide en este aspecto: “Los protocolos deben incluir el número mínimo de personas que deben formar cada equipo psicosocial, cuál debe ser su formación teórica y su contribución al informe, así como los criterios y metodología de la evaluación psicosocial pericial y de la elaboración del informe final. Debería detallar el número y duración de las entrevistas, los plazos en los que se debe elaborar la pericia, la obligatoriedad de la firma de los profesionales que intervienen, la estructura del informe y la descripción de las pruebas realizadas, documentos utilizados y fundamentos en los que se basa el informe, entre otras cuestiones”.

A día de hoy, tal como manifestó la presidenta de la AEAFA en el Senado, estos protocolos se están obviando pese a que el informe de los equipos psicosociales son determinantes en las decisiones que toman los jueces sobre la guarda y custodia de los hijos menores y el régimen de visitas tras un divorcio.

De la II Oleada del Observatorio hace hincapié además en el enorme peso y valor que el órgano judicial confiere a los informes psicosociales cuando dicta sus resoluciones. Existe una abrumadora mayoría que considera que tales informes influyen “mucho” o son “determinantes” en el resultado del procedimiento. Así lo considera el 91% de los profesionales encuestados.

La mediación familiar como alternativa a los Juzgados de Familia

La importancia de los informes emitidos por los Equipos Psicosociales se revela cada día mayor, debido a múltiples factores como el aumento de la litigiosidad; la singular conflictividad judicial en la que se transforman los asuntos de Familia; la enorme complejidad técnica de dichos conflictos; y el amplio abanico de disciplinas sociales que influyen en los procesos de Familia.

Una de las cuestiones más llamativas en nuestro país es la ausencia de una regulación específica y común de los profesionales de los Equipos Psicosociales. La encuesta del ‘Observatorio del Derecho de Familia’ de la AEAFA revela que solamente un 27% de los encuestados considera que las personas que están incorporadas en los equipos psicosociales tienen una formación y especialización adecuada, frente a un 73% que considera que es regular, deficiente o muy deficiente.

Por ello, frente a la vía judicial y los problemas que a día de hoy supone optar por ella, parece más adecuado optar por la mediación familiar como alternativa más rápida y segura. Ésta consiste en el uso de este método alternativo de resolución de conflictos en el ámbito del Derecho de Familia, con el objetivo de llegar a la solución integral de un conflicto entre partes (pueden ser dos o más personas) evitando llegar a la instancia judicial. Hay múltiples formas de poner en marcha este tipo de procesos, y distintos países en todo el mundo la aplican de diferente modo, persiguiendo siempre la misma meta: alcanzar un acuerdo duradero y justo, fruto del compromiso y del entendimiento entre las partes. Una buena mediación familiar debe basarse, por tanto, en ciertos principios que ayuden a las partes, como son la oralidad, la plena comunicación entre las partes, la imparcialidad del mediador y su neutralidad frente al caso concreto… Puedes leer más sobre este proceso en este artículo. 

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