Las estadísticas dejan claro cada vez con mayor claridad que existe una tendencia al alza del llamado divorcio senior o divorcio gris, es decir, aquel que se produce en edades avanzadas. Basta con analizar la edad de divorcio en la última década: si en 2013 tan solo el 27 por ciento de los divorciados en España tenía más de 50 años, en 2021 ya hablamos de casi el 40 por ciento, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Eso sí, existen diferencias importantes en función del grupo de edad, la clase social y el género. Por ejemplo, entre 2013 y 2021, los divorcios en los que la mujer tenía entre 50 y 59 años aumentaron un 36 por ciento. También aumentó en un 41 por ciento el número de divorcios en los que ella tenía entre 60 y 69 años, y el porcentaje se disparó hasta el 56 por ciento en el caso de mujeres que tenían 70 años o más.
Las cifras cambian cuando hablamos de hombres, aunque la tendencia es idéntica: los divorcios en los que el marido tenía entre 50 y 59 años crecieron un 25 por ciento; de 60 a 69 años, un 31 por ciento y de 70 o más el doble (51 por ciento).
Se trata de una tendencia que contrastamos al analizar los casos que llegan a nuestro despacho, tal y como explico en este artículo para La Vanguardia, en colaboración con otros expertos en la materia, así como parejas que han pasado por un divorcio en edad madura: los abogados no estábamos acostumbrados a tratar casos de divorcio de personas con 65 o incluso 70 años, mientras que ahora los vemos con frecuencia.
Hay que tener en cuenta que estas decisiones no se toman a la ligera: a veces pasan años desde asesoramos por primera vez a un cliente hasta que éste toma la decisión.
Y es que se están poniendo en juego muchos años de relación, una vida en común, vínculos familiares y amistosos, bienes compartidos (especialmente la vivienda)… A esto se le suma el miedo a tomar la decisión, que aumenta normalmente a medida que nos hacemos mayores porque la sensación de soledad o de falta de oportunidades para rehacer nuestra vida aumenta.
Ventajas del divorcio senior o divorcio gris
Con todo, el divorcio en una edad avanzada presenta grandes ventajas: la madurez de ambas partes debería ser la principal de ellas, que permitirá a la pareja lograr una ruptura limpia y sin conflictos.
Además, presumiblemente las dos partes se encontrarán en una situación profesional y económica que les permitirá rehacer su vida con cierta comodidad, algo que puede resultar más difícil cuando nos encontramos, por ejemplo, en plena crianza de los niños, especialmente si una de las partes sacrifica parte de su carrera profesional para cuidar de ellos. Eso sí, no hay que olvidar que siguen dándose muchos casos en los que solo una parte de la pareja genera ingresos, o bien existe una diferencia de ingresos abismal entre uno y otro.
Precisamente la descendencia es otro de los puntos clave que facilitan potencialmente el divorcio con una edad avanzada. Lo habitual es que, al tomar esta decisión en la edad madura, los niños hayan dejado de ser una responsabilidad económica y educativa, y que ya hayan iniciado su vida independiente. De esta forma se evitan peleas por la custodia y repartos de gastos o pensiones de alimentos.
Por otro lado, no hay que olvidar las implicaciones económicas de un divorcio: normalmente la mujer suele ser la parte más afectada porque es la que mayoritariamente elige reducciones de jornada o, directamente, abandonar su vida laboral para dedicarse al cuidado de la familia. A ello se le suma la brecha salarial que sigue existiendo en nuestro país.
Por eso, divorciarse durante la crianza suele salir más caro a la mujer, si bien, en general, una ruptura siempre suele suponer un desajuste económico para todas las partes: no es lo mismo compartir gastos y vivir en un mismo inmueble que tener que pagar dos viviendas por separado, entre otras muchas cosas.
Afortunadamente, existen herramientas legales para compensar los efectos de esa desigualdad provocada por la ruptura, como la pensión compensatoria, que puede tener carácter vitalicio y que suele ser un recurso clave para muchas mujeres.
En cualquier caso, lo más importante es intentar alcanzar acuerdos satisfactorios para todas las partes, que resulten justos y duraderos. Reducir la litigiosidad y cerrar cuanto antes la etapa del divorcio es la mejor forma de permitir a las partes implicadas rehacer sus vidas sin rencillas ni rencores.
Desde este espacio agradecemos a La Vanguardia su interés en este asunto que es tendencia en Derecho de Familia y que resulta de interés para toda la sociedad.
Si necesitas ayuda en un procedimiento de separación o divorcio, o simplemente quieres asesorarte acerca de tus posibilidades mientras maduras este tipo de decisión. Ponte en contacto con nuestro equipo de abogadas. Estaremos encantadas de orientarte.